Kinoska Barquero Estrella
October 2025
Kinoska
Barquero Estrella
,
L.Enf.
Cuidados Intermedios
Clinica Biblica
San Jose
,
International
Costa Rico

 

 

 

Vi cómo mi niña se transformó de espectadora asustada a mi "enfermera asistente especial", orgullosa de poder ayudar a cuidar a papá.
Deseo nominar a Kinoska para el Premio DAISY a Enfermeras Extraordinarias por su
Excepcional dedicación y compasión durante mi tratamiento contra el cáncer.
Durante los 40 días que estuve hospitalizado atravesando seis ciclos de quimioterapia,
experimenté el cuidado de muchos profesionales competentes. Sin embargo, Kinoska
demostró cualidades que trascienden la excelencia técnica y tocan el corazón mismo de lo
que significa ser una enfermera extraordinaria.

Lo que distingue a Kinoska:
CONEXIÓN HUMANA GENUINA
Desde mi ingreso, Kinoska nunca me trató como un número de habitación o un
diagnóstico. Para ella, siempre fui Miguel: una persona completa con historia, familia,
miedos y esperanzas. Esta diferencia fundamental transformó mi experiencia hospitalaria.
Mi esposa y yo desarrollamos con ella una relación basada en la confianza mutua y,
sorprendentemente, el humor en medio de la adversidad. Kinoska tenía el don único de
encontrar luz en los momentos más oscuros.

MOMENTOS QUE DEFINEN SU CARÁCTER
Recuerdo vívidamente las ocasiones posteriores a las sedaciones, cuando con gracia y
respeto nos relataba mis conversaciones bajo anestesia. Como aquella vez memorable
cuando, estando sedado, pedí urgentemente hablar con ella. El personal corrió a buscarla
pensando en una emergencia médica. Cuando llegó preocupada preguntando qué
sucedía, mi gran emergencia era pedirle que no permitiera que olvidaran mi almuerzo.
Cualquier otra persona se habría reído. Kinoska no. Con absoluta seriedad profesional me
miró y dijo: "Don Miguel, yo personalmente me aseguro de que reciba su almuerzo. No se
preocupe." Y cumplió su palabra. Ese simple acto habla volúmenes sobre su respeto por la
dignidad del paciente.

CUIDANDO A LA FAMILIA COMPLETA
Kinoska comprendió algo fundamental: cuando alguien enfrenta el cáncer, toda la familia
necesita cuidados. Mi esposa, exhausta tras noches sin dormir, encontró en ella no solo
apoyo profesional sino humano. El día que Kinoska compartió su propio pastel de
cumpleaños con mi esposa fue un gesto simple pero profundamente significativo.
El momento más emotivo ocurrió en una de las ocasiones en que mi hija de 7 años llegó al
hospital. Kinoska, con paciencia infinita, tomó a mi pequeña de la mano y le enseñó a
tomar mis signos vitales. Le explicó cada proceso como si fuera la lección más importante
del mundo. Vi cómo mi niña se transformó de espectadora asustada a mi "enfermera
asistente especial", orgullosa de poder ayudar a cuidar a papá. Ese día, Kinoska no solo
calmó los miedos de una niña; le devolvió a mi hija la sensación de control y propósito en
una situación que la sobrepasaba.

MÁS ALLÁ DEL DEBER PROFESIONAL
En cada turno, Kinoska llegaba con algo más que competencia técnica. Llegaba con
genuino interés por mi bienestar integral. Se tomaba tiempo para escuchar mis
preocupaciones, celebraba cada pequeño progreso. Su mensaje constante, expresado
más con acciones que palabras, era claro: "Usted importa. Su familia importa. Su dignidad
permanece intacta."

IMPACTO DURADERO
Durante esos 40 días de batalla, Kinoska hizo más que administrar tratamientos y
monitorear signos vitales. Ella protegió mi humanidad cuando me sentía más vulnerable.
Me recordó diariamente que aunque el cáncer había invadido mi cuerpo, no había tocado
ni tocaría mi esencia como persona.

Todo el equipo de enfermería de cuidados intermedios merece reconocimiento por su
profesionalismo. Pero Kinoska encarna algo más profundo: la perfecta fusión de
excelencia técnica con compasión genuina, de cuidado médico con cuidado del alma.
Por todas estas razones, nomino con profunda gratitud y convicción a Kinoska para el
Premio DAISY. Ella no solo me ayudó a sobrevivir al cáncer; me ayudó a atravesarlo
manteniendo intacta mi dignidad y fortalecida mi esperanza.

En esos 40 días aprendí que existen dos tipos de sanación: la del cuerpo y la del espíritu.
Mientras todo el equipo médico trabajaba en la primera, Kinoska se aseguraba de que
ambas ocurrieran simultáneamente. No solo curó mi cuerpo; sanó mi alma.
Y eso es lo que hace verdaderamente extraordinaria a una enfermera.